Es
posible determinar, de modo individual y específico, una gran cantidad de
factores de riesgo, los cuales pueden ser sistematizados y agrupados de acuerdo
con diversos criterios atendiendo a puntos de vista específicos. Esta
determinación de los factores, que no debe considerarse completa ni cerrada, se
incrementa a medida que las líneas de investigación profundizan en ellos y en
el conocimiento de los distintos ámbitos que los originan.
Sin
embargo, pese a ese conocimiento, que en estos momentos podemos considerar
bastante exhaustivo, hemos de tener en cuenta que una de las complejidades que
el tema presenta radica en las interrelaciones susceptibles de producirse entre
diversos factores. Generalmente, al analizar los orígenes de una conducta
problemática y determinar aquellos factores de riesgo que pudieran estar en su
origen, descubrimos que no se da un único factor, sino que ese análisis nos
descubre y pone de manifiesto que, pese al posible dominio cuantitativo o
cualitativo de un factor que parece claramente preponderante, aparecen
agrupados junto a él otros factores, del mismo "grupo u origen" o de
los descritos en otros ámbitos diversificados. Así, junto a la existencia de
una estructura familiar incorrecta -claro factor de riesgo en un alto porcentaje
de problemas de conducta, es posible que aparezcan un bajo nivel de renta, un
contexto social inmediato inadecuado y una escolarización insuficiente o poco
acorde con lo que en su momento fueron las necesidades personales del
individuo, por ejemplo. Y nos hallamos ante una tesitura en la que nos vemos
obligados a convenir que "la coincidencia hace difícil identificar la
contribución individual de cada factor", (Kazdin, 1996, pág. 49).
Esta agrupación de factores puede
ser simultánea -es decir, aparecen todos al mismo tiempo, como si el individuo
se viese sometido a recibir y soportar una lluvia difícilmente controlable de
factores de riesgo en un proceso inevitable de inmersión-, o puede darse por
acumulación sucesiva, que crea interrelaciones generadoras de situaciones y
secuencias causales nuevas. Y ello complica aun más el proceso, puesto que
implica, en palabras de (Kazdin, 1996, pág. 50) : "la acumulación de
factores de riesgo significa que el papel específico de un factor dado en la secuencia
causal que lleva al trastorno puede ser difícil de discernir".
El hecho de la agrupación y la
interacción de los factores de riesgo puede provocar la modificación de su
trascendencia, ya que la concatenación de algunos de ellos en determinados
casos ocasiona que se mitigue u oriente en sentido distinto el previsible
resultado final. Como ejemplo tenemos el hecho de que una familia numerosa
(factor considerado de riesgo en gran parte de la literatura al respeto) que
goce de un adecuado nivel de renta -aunque este nivel económico no alcance una
cantidad enteramente satisfactorio- o en la que sea claramente manifiesta una
correcta actitud de los padres puede dejar de ser factor de riesgo y
reconvertirse, incluso, en factor de protección. Sintetizamos, anotando que no
podemos olvidar que la complejidad generada por la interacción entre
potenciales factores de riesgo modifica la condición de los mismos, por lo que
en muchos casos, en el paso de la elaboración teórica a la comprobación
práctica, no se produce ni se puede comprobar el estatismo unívoco de las definiciones.
Por otra parte, el sexo y la edad,
tanto en la vivencia personal que de los suyos propios tiene el individuo como
en la consideración social de los mismos o la localización específica y
objetiva del individuo desde el punto de vista psicobiológico, interactúan con
los factores de riesgo.
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